Una era inédita llegó para los futboleros. La cita fue en el Estadio Augusto Delaune. Donde tuvo lugar la presentación de Lionel Messi a los 20’ del segundo tiempo, cuando reemplazó a su amigo Neymar. Hasta el momento que pisó el campo de juego, todo era una mezcla de expectativas y misterios. ¿Ingresaría el crack? Pochettino jugaba al secreto con la prensa. No daba pistas y contribuía para el crecimiento de un estado de ánimo ansioso e incipiente. El entrenador era consciente de lo especial que era la inclusión de la nueva figura del conjunto parisino. Con un temple plagado de serenidad (por momentos imperturbable), aguarda el momento para tirar todas las cartas sobre la mesa. Todavía falta para ver a todos los ases juntos. El plan para Lionel Messi es acumular millas en la Ligue 1, adaptarse a lo nuevo, congeniar con la táctica francesa, y estudiar rivales para esquivar piernas y marcas férreas (en el debut aparecieron los primeros manotazos y empujones). El entrenador busca llevarlo de a poco tras estar dos meses sin competencias y no realizar la pretemporada.
El partido ya estaba casi sentenciado por los dos goles de Kylian Mbappé (el primero con un centro preciso de Di María), pero Lio aprovechó para ganar minutos y asociarse con él. Se buscaron varias veces e incluso hasta cuando la opción de pase era imposible. Podría nacer una sociedad de juego, aunque se ve condicionada por la presión y el coqueteo que está provocando el francés con el Real Madrid, que busca hacerse con su pase para esta nueva temporada. Esos dos tantos que le dieron la victoria al PSG, están poblados de mensajes subliminales en ese sentido.
Este estreno de Lionel Messi regaló detalles hermosos para que detrás de un compromiso deportivo, haya condimentos propios de un show. El final del match montó una escena similar a la salida de los teatros. Cazadores de autógrafos, selfies por doquier y un manto de reverencia hacia esa camiseta número “30”. El arquero del Reims, Predrag Rajkovic protagonizó un hecho curioso y simpático al entregarle su hijo al 10 argentino para una foto. Messi se fue camino al vestuario como los reyes avanzan hacia el trono. Un líder terrenal, con don de persona y lleno de gestos de humildad.
Messi transmite optimismo. Su aporte puede potenciar aún más a este equipo que está primero en la Liga con puntaje ideal (4 ganados sobre 4 jugados). Su misión: hacer la diferencia. En el horizonte aflora un objetivo primordial para “Los nuevos galácticos” (apodo que le otorgó la prensa francesa al PSG): la Liga de Campeones de la UEFA. Un viejo anhelo que persigue la institución. El rosarino comparte esa meta, quiere volver a abrazar la orejona (su última conquista fue con el Barcelona en el 2015).
EL ALMANAQUE DE MESSI. El próximo compromiso por el torneo local será en el Parque de los Príncipes ante el Clermont el domingo 12 de septiembre, y tres días después (15/09), el PSG deberá afrontar el duelo por la Champions League ante el Brujas en Bélgica.
SEGUIDILLA ALBICELESTE. Lo que se viene con la Selección es un croquis ajetreado: triple fecha de eliminatorias ante Venezuela (Jueves 2 de septiembre en Caracas), Brasil (Domingo 5 de septiembre) y Bolivia (Jueves 9 de septiembre).
El nivel de adhesión, a nivel mundial, por la presentación de Lionel Messi, trascendió los límites imaginarios (tal vez previsible por lo que genera). En Argentina, la transmisión alcanzó 14 puntos de rating y muchas horas de vivo en varias señales deportivas y de noticias. Este acontecimiento produjo un efecto distópico en Europa. Mientras el fútbol español intenta volverse atractivo sin Messi, la liga de Francia hace alarde de su estrella. El nuevo reinado de la pulga nos regaló un rato de pausa y manejo de pelota. Capaz fue poco. Necesitamos más. Lo importante es que volvió.
