Año tras año, sin importar demasiado el contexto mundial, las criptomonedas vuelven a ser noticia. En este 2020, en medio de la crisis generalizada que se vive por la pandemia de Covid-19 en todo el planeta, las monedas virtuales lograron pasar su gran prueba de fuego al sortear con creses lo que es su primera gran tormenta económica desde que se popularizó su utilización. En esa misma dirección, este contexto adverso parece haberles abierto una nueva oportunidad de seguir ganando terreno.
Sin ir más lejos, a la hora de pensar en las criptomonedas más fuertes, su valor se ha fortalecido en un año en el que todo va a la baja. Por ejemplo, el Bitcoin precio es de más de 13.000 dólares, llegando a rozar los 14.000 y luego de comenzar el 2020 con un valor mucho menor. En la misma línea, la tendencia a la suba se espera aún más pronunciada para el 2021. Los motivos son varios.
En primer lugar, las restricciones de circulación tanto para las personas como para muchos instrumentos financieros ha hecho que tanto personas físicas como empresas necesiten realizar pagos con mayor celeridad y sin intermediarios, algo que se puede encontrar en la definición misma de las criptomonedas. En la misma dirección, muchos sectores antes reacios a las monedas digitales y a todo el sector informático en general, han debido dejar atrás esa postura y adaptarse a las necesidades de un mundo cada vez más hiperconectado.
Sin embargo, no se puede explicar el boom de las criptomonedas únicamente por su mayor utilización como medio de pago. Lo cierto es que tanto personas físicas como empresas y grupos de inversión han recurrido a Bitcoin, ethereum y otras divisas digitales como un método de inversión con la idea no solo de ganar dinero sino también de salvaguardar el valor de sus ahorros. La medida no solo les resultó exitosa, sino que les permite pensar en el futuro post pandemia, que aún no tiene una fecha clara, de otra manera.
De esta manera, lo que antes parecía destinado a un nicho dentro de internet o para sectores especializados, ahora es una herramienta de inversión más que para ahorristas pequeños y medianos busquen un refugio ante la volatilidad e incertidumbre propia de este momento histórico. Lo cierto es, además, que si el 2020 deja una conclusión clara es que la digitalización del mundo financiero es más que irreversible, por lo que mejor empezar a ponerse al día con nuevas terminologías que pueden hacernos disfrutar de importantes rendimientos. Estos días de menor movimiento pueden ser momento ideal para comenzar a aprender.