jueves. 18.04.2024

No quisiera pisar tierra

  • Cabe siempre la posibilidad de dejarse ir hacia dónde se van las cosas; hacia arriba o hacia abajo, a la izquierda o hacia la derecha; dentro tuyo o fuera del mundo… Irse como el barco que se aleja flotando sobre lágrimas y sueños de miel.

 

La proa desliza su vientre sobre las embravecidas aguas

Las aves que sobre el mar vuelan tiñen la vastedad infinita

A mis espaldas, una multitud despide a los afortunados que escapan de sus peceras

Pañuelos blancos se agitan en la costa

y mi pecho (que no se arrepiente) comienza a extrañarte

¡Adiós!, a los comercios y comerciantes

a los niños de mi tierra y de los cielos celestes

Adiós, a las tímidas mareas del encierro

que como a un tonel de buen vino

me resguardan en la soledad de un sótano humedecido

Tal vez me ate al mástil como el londinense

La arena amontonada se desintegra bajo el navío

Ya no se distinguir entre el cielo y el océano

¡No mires hacia atrás!, grita la tierra desdibujada

Con un nudo en la garganta y un despojo de miserias

me interno en la profunda inmensidad del agua

Las ávidas tinieblas me rescatan de pensarte

Las velas se inflan con el viento que nos empuja

y en la noche más oscura 

sobre una embarcación de la que descreo

las estrellas guían el curso

de todos nuestros corazones

Un puñado de gaviotas escapa del aguacero

Las nubes soplan la lluvia embravecida desde sus gargantas

A lo lejos, en el fondo del abismo,

los ahogados de todos los tiempos

nos saludan y sonríen desde la tumba que los alberga

Mi ser se crispa como el de las sirenas cercanas a la costa

Es entonces, cuando en pleno viaje hacia el mañana

me revuelve el estómago un viejo anhelo de libertinaje engañoso

Me alejo de las costas que alimentan los fantasmas

para perderme en el horizonte como el ocaso de los días

No quisiera pisar tierra

sin antes haber develado el lenguaje de mi alma