viernes. 29.03.2024

Nada sé de mí

  • Caen desde el cielo las palabras como gotas elocuentes, como sonrisas pintarrajeadas. Caen desde el cielo como los días a besar la tierra que entre frutos y hojas secas las enmarcan bajo la luna. Caen desde el cielo hacia mis ojos que le regalan la primer lágrima del alba.
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Nada sé de mí.

De aquel supuesto abismo que es el olvido me has atacado con toda tu artillería. Algo te mantuvo con vida entre los cardos y las espinas que han atravesado mis ojos perforados y marchitos. ¿Desde dónde es que me inundas en la noche del silencio?

Camino al puerto las mareas hexagonales del infinito empapan el pecho de las gaviotas con sal y llanto. Sobrevuelan los sueños las pálidas aves que como errantes navíos apuñalan en el corazón a la presuntuosa primavera. Ay, los días soleados con sabor a miel que antaño alboreaban…casi siempre contuve la respiración bajo el astro de tus ojos. Como emblema, como lucha, como angustia, como un puñado de sinrazones, se alza despampanante el destino que nos surca las palmas. Quisiera arrimarme a tu lengua sin perecer ante su húmedo encanto; quisiera encontrar las palabras que durante lunas he enterrado. Si he de perderme en la cristalina esencia de la lluvia venidera, conservad al menos una gota bajo las uñas y los párpados para dibujarme en la mañana.

Es ante la duda que mi corazón advierte su parálisis catastrófica; podría ser el desenlace de una vida apagada y embellecida por el polen de las letras. ¡Allí viaja, oh eternidad, la sencillez de un pobre hombre hecho viento!

Pero desde la penumbrosa angustia,

                                                               como un rayo de esperanza,

                                                                                                                 la muerte me guiño el ojo.

Entiendo que pretende la comunión con mis ideas de pagano invalido, de hombre vagabundo. Si la pequeña sabandija comprendiese las palabras que desprende mi anatomía, se alejaría corriendo hacía los peores círculos del infierno. Pero me malinterpreta desde el génesis. Aun cree que hablo de amor. Aún cree que se de lo que hablo.

Nada sé de mí. Desconozco estas palabras.