19 de mayo de 2019, 8:59
He visto al otoño con todos sus matices reposado junto a un árbol. Hablaban de un libro en el cual figura tu nombre, pero ¿qué saben ellos de ti?
Me acerque y les hable de tus fragancias, de tus besos, de tu sonrisa, de la dulzura en tus palabras. Quedaron maravillados.
-Hace unos días me arrancó una hojita y la guardo en su cuaderno- dijo el árbol.
-La vespertina brisa que brota de mi panza la despeina cuando la encuentra en el parque- dijo el otoño.
-Me revivió de la mas oscura muerte para romperme el alma en mil pedacitos amarillos- dije
Me despedí de ellos, no sin antes recitarles un poquito de Porchia. Lo encontré preciso:
“Hieres y volverás a herir, porque hieres y te apartas. No acompañas a la herida”.