El 13 de abril, Miércoles Santo, el Padre Obispo Carlos José Tissera presidió la Misa Crismal en la Catedral de Quilmes: “Venimos con los corazones llenos de emoción acompañando a nuestros diáconos y sacerdotes que renovarán sus promesas; participaremos de la bendición de los óleos para los sacramentos con que Dios acaricia y sana a su pueblo; y regresaremos llevando los óleos y el crisma perfumado a todas las parroquias, haciendo presente el Reino con los mismos gestos, palabras y estilo de Jesús”.
Junto con el Obispo de Quilmes estuvieron el Padre Obispo Juan Carlos Romanín, salesiano, emérito de Río Gallegos, los sacerdotes y diáconos de la Diócesis, y un importante número de participantes de las comunidades. Monseñor Tissera, que al comienzo de la celebración compartió los saludos del Obispo Emérito de Quilmes, Luis Teodorico Stöckler, que no pudo estar presente por no sentirse bien, expresó su alegría: “Estamos contentos porque nos podemos reunir a celebrar; porque estamos vivos, porque nos pudimos trasladar hasta la Catedral, signo de la unidad del pueblo que camina en esta populosa región del sur de Buenos Aires. Venidos de Berazategui, de Florencio Varela y de Quilmes”.
El Obispo de Quilmes agradeció a la diócesis por dejarse interpelar por el pasaje bíblibo de Mc y 6, 34 “Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor…”, que presentó en la Misa Crismal de 2021 para acompañar el camino sinodal, porque “nos ayudó a estar cerca de todo sufrimiento, a vendar las heridas, a poner el oído a los necesitados de escucha y consuelo, para dar una mano en los centros de asistencia alimentaria, de contención y ayuda de todo tipo. La compasión nos limpió los ojos para ver el dolor de nuestro pueblo y acompañarlo en sus angustias y necesidades”. E invitó a “seguir aprendiendo de Jesús a «recibir la vida como viene, escuchar y acompañar»”.
Además, el Padre Obispo Tissera agradeció a los “queridos diáconos, a sus esposas y familias, que hasta con riesgo de sus vidas, no se cansan de vivir su diaconía, sirviendo de corazón”; a los sacerdotes por“su ministerio que en este tiempo de pandemia demostraron el amor a la gente, cuidando a todos, particularmente a los más desprotegidos, y buscando por todos los medios posibles que la comunidad tuviera el alimento de la Palabra, pero también, en muchos casos, para que tuvieran el pan de la mesa, porque la falta de trabajo y la enfermedad, dieron un golpe duro a la economía frágil de nuestra gente” y a los fieles de las comunidades “por la oración que nos fortalece y nos anima. Gracias por tantos gestos de amor con el que construyen el Reino de Dios cada día, de mil maneras diferentes, con constancia y con generosidad. En medio de tantos dolores y padecimientos de todo tipo, ustedes y cientos de miles de personas, dan muestras de fortaleza, sobrellevando con dignidad y paciencia tantas cruces, y haciendo lo indecible para ganarse el pan de cada día y cuidar a los suyos con afecto, sacrificio y bondad”.
En su homilía también recordó de manera especial “a los diáconos y sacerdotes que vivieron su pascua en este último año: Diácono Nicolás Sarriés, diácono Hernán Jorge Rollano, diácono Omar Marucco, Padre Leonardo Sala, Padre Envio Cargnello, Padre Nicasio Aníbal “Poroto”Alegre, Padre Francisco Urbanija y Padre Ulrich Theodor “Teo”Timpte”.
Durante la misa, se hizo la renovación de las promesas de los sacerdotes y diáconos, y se bendijeron los Santos Óleos, y se entregaron a todas las parroquias de la diócesis de Quilmes.
