Este martes 8 de diciembre la Diócesis de Quilmes celebra a su Patrona, la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Durante la misa de las 9.30 el Padre Obispo Carlos Tissera encabezó la celebración en la Catedral, ubicada en Rivadavia 335, y se expresó sobre la discusión del aborto legal, uno de los temas vigentes en la sociedad y que tendrá nuevamente estado parlamentario el próximo jueves en el Congreso.
Al comienzo de su homilía, el Obispo invitó a confiar en María pese al estado mundial afectado por la pandemia: “En medio del dolor y de la incertidumbre de esta pandemia universal, miramos a María, la concebida sin pecado original. Mi Purísima como la llamaba el Santo Cura Brochero. Ella estimula la esperanza y reaviva el amor. La esperanza que da fuerza a las víctimas de la enfermedad, y también a los agentes de la salud que arriesgan su vida cada día para asistir a los contagiados…”
Monseñor Tissera compartió el trabajo de la diócesis por los que más sufren y afirmó que “como Iglesia no queremos descartar a nadie. Sólo queremos incluir e integrar toda vida. No queremos perder energías en enfrentamientos y disputas coyunturales. A lo largo de la pandemia particularmente, nuestra Iglesia de Quilmes, sobre todo a través de Cáritas y el trabajo en red, hemos acompañado a las familias en sus necesidades básicas. Caritas es como la sangre que es la primera en acudir donde hay una herida. Siempre estará junto a una madre que sufre, sin juzgar el porqué de su dolor.”
En este sentido hizo un llamado a tomar conciencia y marcó su postura frente al tratamiento por la interrupción legal del embarazo: “Si nos causa pena una posible ley del aborto, igual dolor nos provoca ver a cristianos que defienden la vida por nacer y se olvidan de la vida ya nacida; que deshonran la dignidad de los pobres apoyando políticas de despojo de derechos a los más pobres; o aquellos que vociferan contra el aborto y no mueven un dedo para estar junto a las madres que viven su embarazo en situaciones de pobreza, descarte o explotación" expresó. En este sentido, agregó que "también nos causa pena que se invoca la fe cristiana para defender escandalosas desigualdades sociales".
Para cerrar, Tissera pidió a la Virgen María "que nos ayude a ser buenos discípulos y discípulas de Jesús".