La celebración fue presidida por el Obispo de Quilmes Carlos Tissera, junto al Obispo Auxiliar Marcelo (Maxi) Margni. Este año, se contó con la destacada visita del Nuncio Apostólico León Kalenga Badikebele, el embajador del Vaticano en Argentina.
Durante la homilía, Tissera remarcó: “los que causan los problemas son los que cada vez ajustan más la vida social del pueblo, que no se cansa de luchar siempre por un mundo mejor, y que no es otra cosa que traer el pan para sus hijos, un trabajo digno, una casa para vivir”, tras lo cual agregó “no es otra cosa lo que se busca, no están pensando en grandes capitales, la gente simplemente lo que busca es vivir un poco mejor”.
El Obispo recordó la figura de Novak, quien en 1996 instauró la Misa de la Esperanza. “Él nos ha regalado esta misa de la esperanza para tiempos difíciles”, afirmó.
Por su parte, Kalenga Badikebele expresó “esta jornada es para recordar la tarea que tenemos, estar juntos como hermanos y hermanas, miembros de la misma familia”. “La unión hace la fuerza, ahí está el secreto, somos pobres pero unidos, para compartir la alegría y el sufrimiento”, concluyó.
Antes de la misa, poco después del mediodía, hubo una olla popular junto a movimientos sociales. Luego, a las 14hs se llevó adelante un festival popular, con transmisión en vivo de la radio del Obispado. Finalizada la misa, se cerró la jornada religiosa con un gran baile popular.
Este año, la Misa de la Esperanza coincidió con la II Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el papa Francisco. En este marco, se espera que se lleve a cabo en toda Argentina, una iniciativa de evangelización a favor de los más necesitados, los marginados y hambrientos.